jueves, 18 de enero de 2018

Valle Arcoiris Gran Sabana



La historia de nuestra búsqueda del Valle Arcoiris.


Año 2004 me encontraba en la sabana haciendo un trabajo de fotografía de la revista fronteras Magazine 

En esa oportunidad me pidieron la cola unos mochileros Argentinos para Santa Elena, en la habladera me comentaron que habían visitado un salto muy bonito que no era turístico, al preguntarles como llegaron me dijeron que fueron con un guía y el nunca les quiso decir el nombre.

Como por casualidad de la vida esa vez me quede en el hotel anaconda y cenando nos topamos con unos guías que estaban hablando de que tenían que llevar un material científico de unos japoneses que estaban haciendo un estudio del oxigeno de los ríos en la sabana, en especial un salto,  y querían llevar el material hasta donde querían armar el campamento, el asunto era que los porteadores no querían entrar a la zona,  les dije a los guías que me facilitaran el dato de ese salto  y se negaron porque los japoneses querían estar solos.

Con esta información quede picadísimo y empecé la búsqueda, ese año volví a la sabana y cuadre con un guía amigo que tenía idea de la cascada, el conocía al maestro de la comunidad, hicimos el contacto y nos cuadro una reunión con el capitán, el cual nos afirmo la existencia de esa cascada, al hablar con él nos informo que a la zona solo se entra con permiso de ellos y un guía, nosotros aceptamos la condición, me sorprendió fue que nos dijeron vengan a las 8 pm que tendremos una reunión con la comunidad y hablamos de eso.

Regresamos y fue increíble que nos estaban esperando en un espacio techado con mesas y sillas, solo imaginen nuestra cara de susto, tres criollos delante de toda esa gente, hombres, mujeres, niños y ancianos.

Empezó la reunión y el capitán les explicaba a todos nuestra visita, a nosotros nos colocaron al lado una muchacha para que fuera nuestra traductora, nosotros nos presentamos como corresponsales de prensa de turismo, Fronteras Magazine en esa época y nuestro amigo como guía en la sabana con más de 14 años trabajando turismo.

Después de exponer toda nuestra intención nos dijeron que nos apartáramos y ellos empezaron a hablar, claro nunca entendimos nada, hablaron en pemon,  nos llamaron de nuevo, en ese momento sentí nervios al ver a todos callados y solo nos veían, los únicos que sonreían y nos hacían muecas eran los niños, el capitán nos dice, muchachos se a tomado una decisión, no podrán pasar a la zona que quieren conocer, es una decisión tomada por los ancianos y nosotros los jóvenes no podemos desobedecerla.

En ese momento salió de la multitud una señora muy mayor, y nos empezó a hablar medio gritado, la muchacha le daba algo de pena hacer la traducción, la señora nos dijo lo siguiente,  me alegra su trabajo de informar a la gente como se debe comportar al visitar la sabana, me alegra que lleven fotos a caracas, pero la sabana está sufriendo mucho por culpa de los turistas, ya todo lo que está cerca de la carretera está dañado, eso es culpa de los turistas, acaso a ustedes les gustaría que yo fuera a Caracas y me bañara en el tanque de agua de su casa, o que pasara un carro por el patio de tu casa, o que me cagara y meara donde te bañas, no verdad bueno a nosotros no nos gusta tampoco, por eso no hay paso. Se dio media vuelta  camino y se agacho en un rinconcito. 

En ese momento delante de toda esa gente me quería desaparecer, que pena ajena tan grande por culpa de los inconscientes, no salían las palabras, después nos despedimos y dimos las gracias.  

Con mucho pesar decidí desistir  a la búsqueda, cuando estaba de retorno a los días siguientes nos paramos en una comunidad y ahí se me acerco un pemon y me dice, yo estaba en la reunión de hace días, le dije tú conoces el lugar llévanos y cuadramos un pago, me dijo no, le pregunte el porqué y simplemente me dijo no se puede.


Muchos años después, y gracias a un trabajo de hormigas con las comunidades, un grupo de viajeros responsables  y comprometidos con la comunidad  logro un permiso de visita.

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