Para comenzar el 2013 con un excelente viaje decidimos visitar el estado Bolívar el cual siempre nos garantiza lugares únicos en nuestro país, el objetivo se centró en el Río Caura, el cual es el tercer río en importancia de Venezuela por su longitud de aproximadamente 750 kilómetros y su gran caudal. Su nacimiento está ubicado en la Sierra de Ueainama muy cercana a la línea fronteriza con el territorio Brasilero y es una de las principales afluentes del río Orinoco.
Nuestro punto de partida es en embarcadero del poblado de Maripa, ubicado en la troncal 19, aquí tomamos nuestra curiara la cual sería nuestro medio de trasporte durante los próximos días, al partir empezamos a remontar el río y nos despedimos de Maripa con una estupenda vista del imponente puente del Río Caura.
Nuestro primer día de navegación tuvo una duración de cuatro horas donde se realiza dos paradas, la primera en Playa de Matos, un playón que se forma en la desembocadura de un caño con el mismo nombre, desde aquí se puede ver la Serranía de Matos y con algo de suerte también se pueden ver algunas toninas. La segunda parada se realiza en la comunidad La Poncha, aquí podemos ver el proceso de preparación del casabe y de la bebida típica indígena llamada Yarake, las cuales están hechas a base de yuca, también se puede adquirir artesanía típica de la zona, esta comunidad está formada por parientes indígenas Yekuana y Pemon.
Luego de esta visita arribamos a nuestro primer campamento llamado La Cocuiza el cual está muy bien ubicado en la ribera del río, posee tres grandes churuatas, dos asignadas para guindar las hamacas y una de área de comedor, también tiene amplias áreas verdes para armar carpas, este campamento está dirigido por el Sr. Julio Sosa el cual es quien arma toda la logística necesaria para visitar la zona, el campamento tiene todos los servicios necesarios como baños y electricidad, también posee sus propios botes y motores los cuales los mantienen en perfectas condiciones, su familia son los encargados de atender a los visitantes y hacer de la visita algo inolvidable, algo que nos agradó mucho es el hecho que la familia Sosa son parientes indígenas de la etnia Pemon, y se han radicado en la zona y se ha formado un lazo familiar con las comunidades Yekuana, esto garantiza que la visita es realmente en un ambiente indígena y te muestran su cultura como realmente es, te enseñan los nombres de todo en lengua indígena y te muestran su forma de vida genuina, en el campamento poseen un conuco tradicional donde se puede observar como es el proceso de siembra de sus alimentos tradicionales como son los plátanos, yuca y piña. El campamento también atiende a grupos de pesca y presta toda la logística necesaria.
Nuestro segundo día de navegación tienen calculado una duración de seis horas de recorrido, durante él se hacen varias paradas para visitar playones y una comunidad indígena de la etnia Sanema.
Durante este recorrido se aprecia la inmensidad del río como también su fuerza al atravesar dos rápidos llamados 5000 y Peña Negra, en estos lugares el río toma fuerza y se puede ver el máximo nivel que llega en la temporada de invierno en las marcas que quedan en las gigantescas rocas. Aquí fuimos testigos de un accidente ocurrido con una embarcación, una mala maniobra del motorista cruzando un rápido hizo voltear la curiara, todos sus ocupantes nadaron y se refugiaron en un islote, la embarcación quedo atascada en unas rocas y fue totalmente destruida por la fuerza del río.
Durante el recorrido también se pueden observar varios tipos de aves típicas de la zona, Loros, Guacamayas, Gavilanes, Garzas, también se logran ver algunos monos araguatos en lo más alto de los árboles.
Arribamos a la comunidad indígena El Palmar, perteneciente a la etnia Sanema, esta comunidad aún posee su tradición y costumbres, estos parientes indígenas se caracterizan por tener un lenguaje muy peculiar, al igual que les gusta usar pinturas en su rostro, normalmente usan su vestimenta tradicional pero al escuchar los motores de las curiaras acercarse se colocan ropa, tratamos de tomarles algunas fotografías a algunas mujeres pintadas pero no quisieron, los únicos que se dejan fotografiar son los niños y algunos jóvenes. Aquí logramos ver la base de yuca compactada y a un adulto enseñar a un joven a tejer un sebucán para exprimir la yuca molida.
Algo curioso que nos contó nuestro guía fue el hecho que esta etnia se caracteriza por celebrar los nacimientos y las muertes de manera contraria a la que estamos acostumbrados, cuando nace otro miembro de la familia se ponen muy tristes y lloran mucho por el hecho que vino una persona a sufrir y pasar trabajo a este mundo y cuando mueren se alegran y celebran porque esa persona ya no sufrirá más.
Otro característica curiosa es el hecho que cuando mueren no son enterrados, las personas son envueltas en un tejido vegetal muy bien entrelazado y los cuerpos son colocados en lo alto de los árboles para que se descompongan y los fluidos caigan al suelo, cuando la persona que murió es una persona especial, Shaman, Caique, Maestro, Enfermero u otro cargo de importancia en algunas ocasiones bajan el cuerpo del árbol y limpian y pulverizan los huesos, este polvo lo mesclan con yopo y lo inhalan, con esto ellos adquieren el conocimiento de estas personas.
Otra costumbre es su alimentación al igual que las otras etnias consumen alimentos a base de yuca, pero los alimentos provenientes de la caza solo son específicos porque consideran que adquieren las características del animal los peces los consumen sin problema, pero no consumen carne de vaca porque la consideran un animal flojo y de muerte fácil en cambio consumen monos por ser un animal ágil y difícil de casar.
Seguimos nuestro recorrido por el Caura hasta arribar a nuestro segundo campamento, este lugar es llamado El Playon, aquí existen varias churuatas las cuales fueron construidas hace tiempo para el uso de los turistas al igual que baños y un amplio comedor nos comentaron que era normal ver grandes grupos de turistas extranjeros y nacionales en este lugar, pero por la situación del país dejaron de visitarnos y ahora es raro ver turistas aquí, solo se usan dos para acomodar a los turistas las otras se están deteriorando y son usadas por los indígenas en su paso hacia el alto Caura y las otras fueron tomadas por el ejército y no dejan tomarle fotografías porque ellos dicen que es una zona militar, personalmente lo considero un abuso por parte de ellos, eso es una zona turística, así que le tome fotos sin que se dieran cuenta.
Este lugar se forma al bajar las aguas del río y deja al descubierto el suelo arenoso, aquí es donde se desembarca todo lo que proviene de Maripa para ser llevado a el resto de las comunidades del alto Caura, frente al playón se forma una gran laguna que es alimentada por dos brazos del río, desde este lugar se forma el Salto Pará, el cual es el punto que divide el alto y bajo Caura, esta parte del río no es navegable.
La mayor atracción de esta zona es el espectacular Salto Pará, el salto de agua más ancho de Venezuela, en el cual el río se divide y desciende en siete inmensas torrenteras. Durante la época de lluvias el volumen del agua del Salto Pará supera al de las Cataratas de Iguazú en la frontera Brasil – Argentina.
Nosotros decidimos visitar el salto, para arribar a él se tiene que tomar un sendero usado por los indígenas para transportar la carga, aquí nos percatamos de la gran fortaleza de la etnia Sanema, ellos son los encargados de llevar cargado todo los alimentos, materiales de construcción, combustible, motores, hasta curiaras por este sendero, la mayoría son jóvenes que ya no conservan su tradición ellos hacen este recorrido y son pagados por los mineros, de esta forma pueden comprar su ropa favorita, uniformes de equipos de futbol, es muy gracioso ver un grupo de parientes todos con su tradicional cesta de carga (wowa) y uniformados del Real Madrid o Barcelona, con cortes de cabello de comiquita japonesa y vimos a varios cargando con zapatos de futbol (tacos), el sendero es muy empinado y tiene una duración hasta la comunidad llamada Hoti de tres horas, desde aquí parten las embarcaciones del alto Caura. Ya muchos de estos jóvenes usan celulares, ojo no hay nada de cobertura en muchos kilómetros a la redonda lo usan para escuchar música y tomarse fotos.
Nosotros recorrimos el sendero y visitamos el salto, es realmente impresionante ver como el fuerte caudal de agua se distribuye a lo ancho del salto, aquí en verano se forma un playón donde se puede observar todo el salto, en invierno es imposible bajar a la base del salto; merendamos y disfrutamos de sus aguas hasta que el guía nos informó de nuestro retorno por otro sendero poco usado el cual llega a un impresionante mirador del bajo Caura.
Desde el mirador se aprecia la fusión del río y la selva en este lugar es cuando notas la buena vibra de esta zona y se aprecian todos los elementos que la conforman, la liberta del viento, la energía del sol, la pureza del agua, la fuerza de la tierra y lo sabio de la selva es un conjunto que te deja sin aliento.
Desde este punto continúa el sendero en un descenso muy fuerte, aquí ya las fuerzas te empiezan a fallar del intenso día de caminata pero el sonido del río y de los motores de las curiaras te indican que falta poco para arribar al playón nuevamente y podrás descansar el resto de la noche en tu cómoda hamaca.
Un nuevo día indica nuestro retorno al campamento La Cocuiza no sin antes visitar el tobogán Ajche, (Bien) en lengua Yekuana, aquí tomamos un sendero de selva muy cerrado, el recorrido es de aproximadamente una hora donde se tiene un contacto directo con la selva, el único que puede ver el rastro del sendero es el guía el resto del grupo lo que ve son lianas y raíces y si miras hacia arriba lo que hay es un techo verde, todos pegados al guía para no perdernos llegamos a un caño donde caía el río sobre una gran roca, aquí descansamos y disfrutamos del lugar, de retorno le sugerimos al guía que nos dejara salir sin su ayuda, claro el con nosotros pero sin decirnos nada, simplemente fue una excelente experiencia, en la selva no se juega, nos metimos por todos los lugares no adecuados, muy pocas veces usamos el sendero de entrada, al final llegamos al bote todos rajuñados sudados y con unas cuantas garrapatas de mas, eso si nuestro guía gozo un mundo viéndonos y en su poco fluido español nos decía, “no saben mejor vamos a la curiara” y se reía.
Luego de esta actividad tomamos rumbo al campamento disfrutando del río y haciendo paradas en los playones, el siguiente día fue de mucha navegación para poder arribar a Maripa lo más temprano posible para poder tomar la gabarra de Caicara en su último viaje hacia Cabruta.
Realmente recomiendo este viaje con los ojos cerrados es una experiencia única, y la mejor forma de hacerlo es con la familia Sosa, en la zona hay otro campamento pero les garantizo que no tienen el mismo contacto con los parientes y mucho menos lo autóctono del campamento. A los amigos que practican la pesca les informo que el lugar es único para esta actividad, el amigo Luis Sosa es un profesional en el tema y conoce el río como la palma de su mano, les comento que durante nuestra visita sacaron Payaras y Bagres superiores a cinco kilos. En ocasiones hay competencias de pesca y la organización no deja inscribir a Luis Sosa porque consideran que tiene ventaja sobre los demás.
Campamento la Cocuiza, Julio Sosa .0414 385 04 55
www.turiesur.com
www.turicaura@gmail.com
2 comentarios:
Excelente Amigo, felicitaciones desde hace tre años tengo en planes este paseo.
Gracias por compartir tu relato
Lindas fotos!.. Buen relato =)
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